El Proyecto “Fugas ” nace con la fotografía digital, para ser más preciso, surge a raíz de mis primeros contactos con la fotografía digital.
En la búsqueda de nuevos territorios artísticos, comienzo a investigar en las amplias posibilidades que ofrece la imagen digital en su relación con la fotografía clásica, sustentado principalmente , en la necesidad de aportar algo distinto, de abrir nuevas vías, nuevos caminos no transitados en la “street photography”.
Con el Proyecto de Fugas, desarrollo un inédito y personal espacio creativo, donde antes daba por finalizada la obra, ahora continúo a través del uso de la plástica como complemento definitivo. Lo interesante de todo es que matriz y desarrollo pertenecen a la misma imagen inicial, no se altera la imagen original, no se añade nada nuevo, ambas imágenes se funden a partir de las fugas, a partir de la información y el color, del ADN que contienen cada uno de los píxeles extremos de la fotografía.
Julio Vázquez, Director Ejecutivo de la empresa cultural LANZARTE introducía así el proyecto Fugas en su presentación en la ciudad de Badajoz en 2010:
“A lo largo de la historia reciente, la fotografía se ha ido transformando, desde un dispositivo “objetivo” de captura de la realidad, hasta una herramienta más, de expresión “subjetiva” y que hoy en día experimenta un auge en el mundo del arte, de tal manera que la relación entre cámara y ordenador, se iguala a la existente entre el pincel y el lienzo, el cincel y la piedra… y en el que los límites y estéticas de las diferentes disciplinas artísticas se entremezclan”. Algo que Tete Alejandre ha comprendido a la perfección y que nos muestra con esta colección de fotografías, donde, partiendo de una imagen real, se expanden impresionantes expresiones plásticas, rescatando y modernizando conceptos pictóricos, procedentes de las vanguardias históricas, como los ángulos rectos de Mondrian, las composiciones de color de Rothko, o la estética constructivista”, de esta manera, el artista, renueva el género de “street photography”, aplicándole procesos puramente plásticos, jugando con los límites, tanto estética como conceptualmente, mostrándonos lo que hay más allá del instante físico y temporal que nos muestra la fotografía. A la vez, los colores fugados se convierten en metáforas geográficas, identificando los lugares donde han sido tomadas las imágenes”.