Qué muda
simetría. En el reloj las cinco
y cinco. El mismo frío aquieta
las cosas de la barra.
Qué frío está el café.
Qué frío.
Hace casi dos horas
que repaso una a una
las botellas
las tazas
las líneas paralelas
de los platos.
Son ellas, esas cosas,
su presencia de imán,
las que me atan aún
a esta mesa vacía.
Es la luz sobre ellas.
Cuando caiga la tarde y ya
nada reflejen
dejaré de esperarte.
Saldré, para siempre y por fin,
de este mudo café de la fotografía.
Ada Salas
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